¡Actívate!
Hacer ejercicio físico disminuye el riesgo de padecer dolor de espalda. Además, mantener el mayor grado posible de actividad cuando el dolor aparece acorta su duración y reduce el riesgo de que se repita. ¡A moverse sea dicho!
“Más vale hacer algo de deporte que nada”, afirman los médicos de la Unidad de la Espalda Kovacs del Hospital HLA Universitario Moncloa. Es fundamental para tener una musculatura en condiciones y capaz de proteger nuestra espalda. Además, “el ejercicio adecuado y bien hecho influye positivamente en síntomas como el dolor, la inflamación y la contractura muscular”, explican. A continuación, tomamos nota de sus consejos.
EJERCICIO CARDIOVASCULAR AERÓBICO
Algo tan sencillo como caminar 30 minutos o 1 hora al día es muy positivo para la salud en general y para la espalda en concreto. “Andar, nadar o ir en bicicleta estática o en máquina elíptica generan un trabajo cardiovascular aeróbico que hará que nuestro corazón bombee la sangre a todos los tejidos, entre ellos, los de la espalda”.
CUIDADO CON EL PÁDEL
Hay actividades físicas que, por sus características, pueden conllevar algún riesgo para la espalda. Deportes como el squash, el tenis, el pádel o el baloncesto requieren de una gimnasia que los complemente porque, aunque su práctica es beneficiosa, a veces generan asimetrías, sobrecargas o esfuerzos bruscos que requieren que la musculatura esté preparada para poder realizarlos sin sobrecargarse.
LA NATACIÓN, ¿ES TAN PERFECTA?
La natación es buena por sus características, pero no tanto como reza el tópico. Si nadamos de una forma inadecuada o no sabemos nadar se puede sobrecargar la espalda y los hombros, sin olvidar que hay gente que o bien no sabe nadar o no le gusta o tiene problemas con el agua. En definitiva, “la natación es tan recomendable como lo es ir al gimnasio o trabajar tablas”.
A NIVEL COMPETITIVO
La competición no está hecha ni para la salud del cuerpo ni para la de la espalda. “Los estudios científicos coinciden en reflejar que el dolor de espalda es más frecuente entre los deportistas de alta competición, de cualquier deporte. A ese nivel, el objetivo no es el ejercicio saludable sino ganar a costa de llevar el cuerpo al límite, y allí es donde empiezan las lesiones. Además, algunos deportes generan asimetrías musculares que requieren de ejercicio específico para compensarse”.
3 claves
1. Adapta el ejercicio físico a tu rutina según tus posibilidades, características, edad y enfermedades (sean o no de columna). Para ello, cuenta con asesoramiento médico o de otros profesionales de la salud como fisioterapeutas. Pero, a todas las edades, cualquier ejercicio es mejor que ninguno.
2. Sé constante y practica ejercicio físico un mínimo de 2 o 3 veces por semana. Es mucho más eficaz hacer ejercicio con regularidad que solo de vez en cuando o cuando se teme que la espalda va a doler.
3. Si notas dolor, para. Cualquier ejercicio específico para la columna que al hacerlo produzca dolor, o está mal hecho o no es el momento para hacerlo.